domingo, 22 de marzo de 2015

Realidad contaminada

Deberíamos dormir para contarnos cuentos bien
olvidar para así beber nuestro pasado
y hacernos la guerra fuerte (por si el amor no nos da tregua).

Resguardar más el alma que el cuerpo
vestirla con todo el amor que nos haya rozado
pintarle los labios cuando tenga miedo
dejar que decida de qué color quiere ser cada día.

Podríamos rompernos los mensajes de texto en la cara
chillarnos el doble tick en las pupilas
fijarnos más en el azul de una sonrisa
que a veces responde todas nuestras putas preguntas.

A lo mejor si besáramos a las canciones que nos hacen llorar
lograríamos el respeto de la tristeza
que ataca más fuerte a los que huyen de su piel
porque para ser feliz también hay que quererla a ella.

Quizá aún podamos salvar(nos) los sueños
si observamos que la belleza de los días grises
está en que el sol no se encuentre siempre brillando.

M.A.G.

jueves, 12 de marzo de 2015

De creencias

Creo que tengo
doscientos años circulares en las pestañas
una maleta vacía con los rotos a tu nombre
y un aliento contenido que espera
como esperan los suicidas a las vías del tren.

Creo que quiero
una escena en blanco y negro
(con esa música de fondo que revienta el corazón)
decir esas palabras que naufragan en mi piel
y un final que no acabe la historia
ni conmigo.

Creo que recuerdo
los desgarros (des)infectados con alcohol
esas putas manos en mi espalda
y el verbo "sobrevivir" maquillado en mi mirada
(la segunda pupila a la derecha).

Y, por último
creo que lo que creemos
a veces huye de la memoria
y de la boca
y de los ojos
y se salta las costillas
porque pertenece al corazón.

M.A.G.