martes, 15 de mayo de 2018

Volatilizar todo

Me gusta oír llover porque es como verme por dentro. Las gotas descomponiéndose al rozar el suelo me recuerdan al impacto de la opresión en el pecho contra mis órganos. Estoy desapareciendo.

Siento como si los abrazos me inundaran y claro que no puedo retener el agua. Vuelvo a tener 17 años y tanto miedo que me quema el humo de un fuego que nunca arde del todo. No creo que pueda luchar contra mis cenizas flotando.

Tengo el mar en las entrañas, tanta sal ha cristalizado mis arterias; apenas noto el peso del líquido que anega mis pulmones, mi corazón, mis deseos. Mis ojos no son manantial suficiente, no me bastan, no consiguen vaciar el abismo que guardo en el pecho.

Mi abismo canta una distopía inimaginable, una película triste con una nota discordante, un sueño entreabierto. No logro entender cómo sale tanta agua de algo que parece desértico y abandonado.

Soy tan vacío sin fondo. Tan ojalá sin deseo.
Algunos días ya no lo sé. Solo lo siento.
He desaparecido.

M.A.G.