viernes, 25 de marzo de 2016

Los árboles (no siempre) impiden ver el bosque

Lo malo de escribir
es cuando tras todas nuestras capas
las palabras se ríen
y nos delatan.

Dicen que escribiendo camuflamos nuestra vida.
Se equivocan.
Solo somos cobardes deambulando por un folio
torciendo la tinta a la derecha
cuando deseamos jodidamente
besarnos en la izquierda.

Y es quizá ese desvío
ese truco viejo
absurdo
tosco
lo que señala
(luces de neón)
aquello que ocultamos tras tantos adjetivos
ambiguos, abstractos.

Marionetas de nuestra propia mentira
figurantes dentro de una película
diálogos tristes, banales;
el chico muerde a la chica
se lleva su sangre
trepa por sus costillas
huye lejos
asfixiándola y
llevándose su aire.

Lo malo de escribir
es que creemos escondernos
en los pliegues de un cuaderno
donde sangramos
sangramos
y sangramos
a corazón abierto.

M.A.G.

sábado, 5 de marzo de 2016

C

Nunca contestaré las preguntas
que susurraste a tumba cerrada
cuando robaste los ojos al olvido.

Ni tú
ni yo
ni nosotros
merecemos compasión o tristeza
solo rabia quizá
sangre, tierra, rotos
todo lo que hemos robado
por el simple placer
de destrozarlo.

Claro que habito en tus fantasmas
en tu conciencia putrefacta
tal vez envenene tus venas
cantando canciones dormidas
solo para torturarte
solo para quedarme
y vivir en tu memoria muerta
inamovible, irónica.

Lo destruimos todo
y ahora debemos cargar con las ruinas.

M.A.G.