sobre la tristeza que impregna cada movimiento
cada trazo del ala en el aire
una maquinaria absurdamente humana.
Pero yo
(por desgracia)
no puedo ser Murakami
llevo meses sin escribir
y yo misma transporto alas
de tristeza y humanidad.
Tan tangibles, tan ensangrentadas.
Dentro de este habitáculo de metal
llevo mis ruinas de un país a otro.
No tengáis miedo, no son radiactivas.
Al menos por ahora.
Tampoco son tan bonitas como para ser admiradas en museos.
Son ceniza y coraje cubriendo mis huesos.
Anuncian el inminente despegue
dejo estas palabras bajo llave
para quien quiera abrirlas
abrirme.
Cierro los ojos y recuerdo.
Ahí estás.
Gracias.
dejo estas palabras bajo llave
para quien quiera abrirlas
abrirme.
Cierro los ojos y recuerdo.
Ahí estás.
Gracias.
M.A.G.