domingo, 8 de febrero de 2015

Diario de un invierno crónico-irónico

He dejado de tener insomnio.
Se han volatilizado mis mejores planes y mis más lúcidas ideas. 
He comenzado a despertarme cada día a las ocho de la mañana con las sábanas cubiertas de sueños y de sombras.
He arañado mis esquemas, olvidando todas y cada una de mis mejores reglas.
Mis diques se han autodestruido y aún espero en silencio a que llueva el puto billete de lotería.
He mandado a la mierda a personas que me han perseguido en mi cabeza durante años. 
He vuelto a llorar en un baño hasta atragantarme con el rimmel. Y me he roto el alma a base de esperanzas anémicas e inadmisibles. 
La he cagado conmigo misma y me he puesto los cuernos con actitudes absurdas, he llegado a bloquear a mi corazón de todas las redes emocionales.
Se me han atragado los numerosos quizás que siempre he llevado por bandera. 
He recordado mi paso por los precipicios y aún resuena la caída en mi memoria, pero también oigo el eco de mi triunfo sobre el miedo. Y esa victoria es de mis mejores medallas.
Finalmente, he comprendido que volar con el pasado a cuestas es rendirse.
Es por eso que mis barreras se han vuelto mariposas y ha regresado mi irracionalidad con más balas que nunca.
He decidido volver a rozar los abismos, como quien besa al suicidio para por fin estar conmpletamente vivo.
M.A.G.


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