lunes, 26 de enero de 2015

Y, mierda.

No he venido aquí a hablaros de mis escalofríos
ni de mi insomnio forzado
o de cómo me araño la piel cuando estrangulo mi corazón.

No.

Tampoco os voy a explicar esa historia que todos conocéis
(llorar la memoria en un concierto porque, hostia).

Solo quiero recordar bajito y disfrazarlo de cuento.
De la versión distorsianada de mis latidos a las 6 (y 32 putos suspiros).

Y, mierda.

Nunca dejéis que una coraza
o la ingenuidad
os coman las ganas de derramaros en un folio
una cama
un silencio.

Yo tengo poco que enseñar y muchas tonterías que decir.
Sé demasiado poco y un así callo universos enteros.

A veces me pregunto cuántos "Putas ganas de seguir el show" voy a necesitar chillar mientras me deshago.
Cuántos cuerpos rechazaré por miedo a rechazarme a mí misma.
Cuántas cartas a nadie hacen falta para que una sola persona me conteste.

M.A.G.

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