domingo, 28 de junio de 2015

Y yo qué sé

Joder, que te mataba a suspiros
todos en la nuca, llorando
quemando la piel a ganas.
Una espalda que siento decir
No existe.

Nunca he sabido escribir a medias
ni abrazar a quien no quiero
sin que las cicatrices me estallen.
(Tengo el sofá lleno de lluvia ácida
de recovecos oxidados
que jamás regresan al origen de la historia).

Prometo que no deseaba inundar este insomnio
pero a veces las grietas te dan besos de buenas noches
justo donde duermen las pesadillas
cuando la luz escupe incendios.

Si regreso al futuro
escucho mi miedo
contra una espalda
que quizá
(a veces)
existe.

M.A.G.



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