Se querían
más de lo que es posible
sentir
en toda una vida.
Lo lloraron
durante más de una muerte.
El amor profundo e insondable
como las rocas
igual de desoladoras
de contundentes
de absolutas.
Y no los entendieron
jamás pudieron ver que su destrucción predecible
radicaba en las palabras
que jamás se decían.
Porque en medio de tanta oscuridad
se miraban
y lo hacían arder todo.
Nunca estuvieron preparados
para esa luz
esa verdad
ese milagro.
Se querían
con la misma intensidad
que una bomba atómica.
Explotaron
y fue tan bonito
que hasta los fantasmas
aún sangran en sueños.
M.A.G.
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