cuando no me pertenece el corazón
y solo quiero celebrar mi derrota
tranquila, sobria.
Ya habrá tiempo para prenderme fuego.
Mi corazón claustrofóbico pugna por salir
está cansado de mis llantos caóticos
y dice que o las palabras o él
porque ya escuecen demasiado.
Yo solo acaricio un libro, casi dormida
las lágrimas decoran mi almohada
dibujan mis mejillas
y mi cuerpo pide calma
mientras mi cabeza niega
"bendita inconsciente".
Lo único que tenemos en común los poetas y yo
es esta maldición
que me consume y me redime.
Claro que hay peores cárceles que las palabras
solo hay que mirarse la piel.
M.A.G.
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