Como una canción de cuna
cuando el sol despunta
(entre luces tenues).
El monstruo de los sueños,
el que todos cargamos
sobre las pesadillas viejas
y las pupilas ciegas.
Nos mira
(con ternura,
en silencio,
protestando)
y nos suplica:
"Quédate,
sé azul,
besa las rimas
y muerde los versos".
El fantasma de la infancia,
que nos persigue,
a veces canta,
pero nunca huye.
Y
nosotros
siempre
corremos
lejos
(muy lejos).
Cuando aprendamos a quedarnos,
venceremos al tiempo.
M.A.G
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