miércoles, 3 de octubre de 2012

Ideas despeinadas.

El pelo suelto. De noche. Y llama a la puerta el invierno (a veces con v, a veces con f).
Se me caen al suelo las palabras, el vestido, el aire. Cierro los ojos. Suspendida en el aire, frente a una puerta que me mira, retándome. 'Ábreme'. Y mis labios entreabiertos, mi mano levemente alzada.
Respiraciones contenidas. Una, otra. Pausa. Y la última, vestida de suspiro.
A veces creo que mi vida es simplemente un pasillo lleno de puertas, precipicios y espejos. Y recuerdos (aclaración estúpida, como decir que en el aire que respiro hay oxígeno).
Entonces pierdo el (des)equilibrio. La noche es día. El pasillo una cama. Me pregunto si simplemente soy un sueño.
Café. Huele a café en las paredes de un olvido del color de la primavera. Y hay un billete de tren con destino a ningún sitio aguardándome en el fondo de un bolsillo. Viejo, arrugado, con cicatrices (se parece un poco al pasado, pienso distraídamente).
Y en días como hoy las palabras no me sirven para aquello que necesito. Entonces chillo, araño y destrozo los cristales de mi memoria. En silencio. Por fuera nunca pasa nada. Nada es una palabra que me da casi tanto miedo como nunca (aunque a veces esta es bonita, como el brillo de una estrella no fugaz).
Últimamente no sé escribir con un mínimo de claridad. Me he perdido en el mundo de lo abstracto, y camino entre sus bosques de conceptos escondidos, mientras me busco a mí misma. Supongo que solo quiero encontrarme. ¿Quién no desea hacerlo? Bueno, a veces, yo.
¿Por qué hay tanta gente por las calles? ¿Por qué no vuelan por el cielo? No sé, es tan inútil deslizarse por las aceras... como si el mundo de verdad se encontrara bajo nuestros pies y no sobre nuestros sueños.
Aviones, cafés, espejos, y papeles. Últimamente solo veo eso. Y algunas letras que juegan a ser palabras (las hay tan bonitas...).
Me concentro en los objetos que me rodean porque creo que un día me iré volando junto con mis pensamientos. Todo pierde nitidez a mi alrededor con cada parpadeo, y es un esfuerzo enfocar cosas que no merece la pena observar. Y ese es para mí el resumen de las banalidades.
Aunque hay quien brilla. Lo prometo (juraría que hasta yo lo he conseguido alguna vez).
Todo lo realmente precioso tiene una frase cosida a las costuras de su raíz:
¿Sabéis que las estrellas son bonitas porque sí? Y ya está.
M.A.G.

2 comentarios:

  1. ...como si el mundo de verdad se encontrara bajo nuestros pies y no sobre nuestros sueños.
    No se si te lo he dicho alguna vez pero qué grande eres, pequeña.

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  2. Jo, tú sí que eres grande preciosa. Inmensa.

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