miércoles, 26 de junio de 2013

A veces me pregunto si me lees.

A lo que siempre me respondo que quizá escriba para eso. Y espero con toda mi alma (rota ya) equivocarme.
Yo solo sirvo para dirigir mis palabras a nadie, para encerrar la tristeza en alguna prisión que no se encuentre dentro de mí. No busco una carta, ni una disculpa o despedida. No ambiciono a recibir comprensión, ni rabia o extrañeza.
Las letras son mi placebo, el reemplazo algo más amable de mis verdaderas emociones, que están bajo llave en la planta baja de mi memoria, destrozando los sueños.
Quizás estas madrugadas que agonizan con lecturas de Bukowski mientras pienso en el suicidio son el verdadero sentido que esconde mi vida. O tal vez mi destino no sea otro que esbozar una sonrisa resignada y asentir cuando me recriminen mi fatalismo, mi nostalgia, mis obsesiones y mi forma de sentir. ¿Cómo he podido atreverme a dormir a deshora, a emborracharme para nadie y a no ambicionar la felicidad anodina que embarga al resto del mundo muerto?
Mi reprochable ironía quizá solo desea que dejen de tratarme como a otra oveja más, que corre tras lo socialmente aceptado y murmura las palabras de rigor cuando la ocasión lo requiere.
Nunca he querido aceptar esa cordura muda y racional que parece recorrer las expresiones de todo el que me rodea. No me interesan vuestros juegos de hipocresía, vuestra falsa sonrisa ni las críticas hacia el modo de vida que yo he elegido.
Si quiero que toda mi puta vida sea una sucesión de poesías que lloren por mí, así será. Desde que era niña he sido la extraña en un mundo de relojes que no se parecía en nada al País de las Maravillas, y sí a la ciudad gris que describía Momo.
Estoy atrapada en un bucle de emociones autodestructivas, y me sorprende observar cómo enfocáis hacia mí vuestra amable preocupación en lugar de ocuparos de cómo os morís de indiferencia diariamente.
No obstante, gracias. Gracias a todos por hacerme sentir realmente viva cuando me comparo con vosotros.
Y por haber conseguido que mis primeras frases me importen una mierda en este momento.
Ojalá algún día alguien sea capaz de leer mis gritos.
M.A.G.

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