miércoles, 5 de junio de 2013

¿Capaz?

Y lo digo con la mirada por los suelos, con las palabras atascadas en tus omóplatos. Lo digo como quien habla con un simple fantasma de su memoria.
Quizá hasta que las imágenes provienen de fuera y no de dentro, no apreciamos con qué frase empezamos a convertirnos en ruina y rutina, en qué detalle (nos) perdimos el mundo y ganamos una guerra absurda en nombre de un orgullo al que no le debemos nada.
¿Habrá realmente un límite de felicidad, un estado al que jamás regresaremos y que nos perseguirá eternamente? ¿Estamos condenados a jodernos la vida por culpa de un éxtasis que una vez nos salvó?
Tal vez lo importante sí sea tener finales al fin y al cabo, saber cuándo hay que cortar de raíz. Yo, la que hace un año quería luchar hasta quedarse sin corazón, arañar hasta el último trozo de amor que aún impregnara el aire. Yo, que era alérgica a las rendiciones y a la desesperanza.
He acabado por creer en la autodestrucción infinita que nos arrastra, y quizá sí que haya una mejor forma de acabar. (Cada letra de la palabra miedo acompaña todos estos párrafos y tildes, aunque aquí no haya líneas torcidas, ni lágrimas emborronando la tinta).
Ojalá aún pudiera seguir creyendo que ese final es un error. Ojalá pudiera ignorar toda la mierda que me lleva a pensar de otra manera. Pero ¿qué hago si llevo meses pensando que quizá lo mejor hubiera sido que el puto mundo se acabara en diciembre? (Cómo si me hicieran falta más pensamientos obsesivos a los que encadenar respiraciones desordenadas de madrugada).
Porque ser el ataque de ansiedad favorito de alguien no es ningún piropo, y destruir todo lo que tocas no es ni mucho menos un mito o exageración. Quizá es que algunas personas somos así, nos destrozamos la vida poco a poco y cuando la única oportunidad de ser feliz llega, solo podemos mantenerla sepultándonos bajo toneladas de hormigón.
Y ese es sin duda uno de los peores terrores nocturnos del mundo.
Sin embargo, continúo jugando aunque sepa que me matan cada victoria y cada derrota. ¿Hasta dónde voy a llegar?
Salvarme. ¿Capaz o incapaz?
M.A.G.

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