sábado, 14 de julio de 2012

La magia y el miedo

Dicen que la vida da muchas vueltas. Pero lo que nadie parece contar, es que hay un momento en el que todo comienza adquirir una velocidad vertiginosa que te arrastra, que te lleva, que a veces incluso te ahoga.
Un año. Una decisión. Y se precipitaron mil acontecimientos en pocos meses. Cambié. Claro que cambié, quién no lo haría... Acostumbrada a estar atrapada en las fronteras de lo improbable y lo seguro, una nimiedad propició que todo se pusiera en marcha.
Ahora solo quiero que pare. Que por favor, alguien lo pare. Que alguien coja, me salve y deje que por fin me acostumbre a estar segura, a tener algo a lo que aferrarme. Estoy cansada de vueltas, de cambios, de altibajos. De noches reversibles y eternas que luego desembocan en miles de días no vividos, mientras me escondo detrás de libros y lágrimas. Ya he tenido suficiente.
Mi corazón acabará por volverse loco y me mandará a la mierda. Y lo entiendo, porque este ritmo, esta puta intensidad, acaban con cualquiera.
Soy yo y es lo que hay, pero sé que cuando de verdad noto que me cuidan, todo mejora. Ya no duele tanto.
Solo puedo confiar de momento en la magia del lugar donde las decisiones se precipitaron. En el único sitio en el mundo en el que de verdad puedo sentirme segura. Aunque allí las emociones lejos de controlarse, se incrementan y pueden ahogarte con demasiada facilidad. Pero correré el riesgo.
Sin embargo, tengo miedo. De mí misma. ¿Por qué esta capacidad de alejar a las personas? ¿Realmente soy tan horrible? Esta carga comienza a poder conmigo.
"Un día me iré. Me iré de verdad."
Y esto no es ni de lejos una entrada medianamente buena, no son las palabras adecuadas, no sé ni siquiera qué coño estoy diciendo. Si quiero que me lean, si quiero desaparecer. A veces me da miedo desear no existir.
Lo siento.
No se lo digo a nadie en particular, sino a todo el que lo lea. A estas alturas he roto tantas cosas que me cuesta levantar la mirada del suelo. Aunque lo que más he destrozado sin duda, es mi vida. Y me da (más y más y más) miedo pensar que me lo merezco.
Iba a escribir sobre magia, esperanza y algo de luz. Pero no queda mucho de eso en mí, y las palabras deciden por sí solas lo que quieren decir.
Sálvame.
M.A.G.

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