viernes, 25 de mayo de 2012

"Mostrar mi cara oculta a los demás"

Me miro al espejo. Una chica de pelo suelto y revuelto, ojos demasiado oscuros y labios algo torcidos, que no parecen aprobar el reflejo. Camiseta enorme a modo de pijama, pies descalzos. Tristeza en la postura, algo de abandono en los hombros, cansados. 
Vuelvo a la cama. Un suspiro. Música. Intento de leve sonrisa. Fallido.
"Así es mi identidad, muñecas rusas que no acaban jamás." Y es cierto. No soy fácil. De nada. Ni de querer, ni de entender, ni de follar. Es lo que hay. Y a quien no le guste... Que haga lo que quiera, que me ignore, que no me mire, que me evite. Pero especialmente, que no me lea. No hay nada más mío que mis palabras. 
Otra noche aquí. En esta habitación que huele a azul, a miedo, que está impregnada de recuerdos. Aquí he guardado más lágrimas que aire. Quizá por eso me ahogo con tanta facilidad.
"No pongo de mi parte ni aporto más luz". Qué le vamos a hacer. O viene alguien que me saque al baile y decida romperme el dolor de una vez por todas, o no creo que nada mejore. Tal vez ni siquiera con esas. Pero que no me culpen de no haberlo intentado, eso jamás. 
"Romper mis diques de seguridad". Los aniquilé, los destruí. ¿Para qué? No me arrepiento. Pero por el camino acabé conmigo. Quiero volver a ser la chica de los ojos brillantes y la sonrisa estúpida. Quiero volver a levantarme gritando "buenos días a todo el que los quiera", a sentir que todo merece la pena. 
De momento lo que hay es la chica de la mirada ausente y el pelo revuelto. Pequeña y de color cristal. Jugando con la música y las palabras, intentando encontrar algo que la saque de su propia mierda.
Quiero quererme otra vez. Quiero aprender a olvidar. Tan solo pido eso. 
Mientras tanto, que el azul de mi cuarto me salve por un día, y no me ahogue. Que las risas de las personas que quiero resuenen en mi cabeza, que las penas bailen con mis vicios y se pidan una copa a mi salud.
Soy una chica algo triste. Pero esta chica jamás abandona ni se rinde. 
Que me busque quien quiera encontrarme, nadie más.
M.A.G.

4 comentarios:

  1. Esta entrada me inspiró para escribir unas líneas de mis propios pensamientos. Y, realmente, llevaba mucho tiempo necesitando desahogarme. Muchas gracias. Escribes genial, espero poder seguir disfrutando de tus posts.

    Te dejo aquí el texto. No se el porqué...pero siento curiosidad por saber lo que piensas de él.

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    Si te digo que soy un chico normal, que siempre escribe a lápiz porque tiene miedo a equivocarse; que escucha canciones tal alto como puede para que alcancen a sus sueños. ¿Acaso significa algo? Lo sé, por mucho que me esfuerce los sonidos no llegarán, pero es tan triste no poder creerse esos “para siempre”…

    Todas mis Venus me han fallado, y el planteamiento es echarle la culpa a la belleza, o tal vez a mis ojos por engañarme de nuevo. Es tan desgarrador pensar. Pensar que sólo quiero volver a soñar, y que para ello debo construir mis sueños. Sueños de mármol, de piedra pura, y al mismo tiempo blandos como el algodón. Duros, para no deshacerse de ellos jamás, y resistan en ese fragmento entre la realidad y la ficción, que aparece en ese dudoso momento en que abrimos los ojos por primera vez en el día; blandos, para que vuelen como las nubes, desaparezcan y no nos pesen, y vengan más en su lugar.

    Debo seguir escribiendo a lápiz, tengo que seguir escuchando canciones para hacer parábolas oníricas en mi mente. Si el engaño es mi única salida, lo acepto. Pero lo que no aceptare es que mis sueños no dependan de mi realidad, porque eso, ni el destino puede arrebatármelo. Todo lo que soy se reduce a esos momentos nocturnos, en los que soy más yo mismo que durante el día. Tal vez, incuso –me atreveré a decirlo- sólo sea “yo” cuando duermo. Y es mi realidad, esa mezcla de sentidos y ficción en estado puro, la que determina mi mundo onírico inevitable.

    Ya lo ves, creo que esto es la normalidad; creo que esto es ser normal. Y anulándome a mí mismo consigo ver más allá. Que venga ya la imperfección y me infecte. Todo listo. Sólo un último deseo: que mis errores se vengan conmigo. No quiero dejar de ser yo…vaya a donde vaya.

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  2. En primer lugar, muchas gracias, de veras.
    No te haces una idea de lo que me llena que algo escrito por mí le haya servido a cualquier persona para algo, aunque sea para la más mínima tontería.
    Tu texto es increíble. Y yo no le regalo cumplidos a nadie a la hora de escribir. Es más, soy excesivamente crítica. Tus palabras me han transmitido muchísimo y la verdad es que te entiendo muy bien... Sé lo qué es la mayoría de las cosas que dices, aunque las vea desde mi perspectiva.
    Las personas capaces de expresar sus emociones escribiendo y las canaliza como tú lo has hecho, me resultan increíbles.
    Me alegro mucho de que hayas podido desahogarte gracias a mis palabras...

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  3. Muchas gracias a ti. Que alguien como tú, que escribe tan sumamente bien y de una forma tan expresiva, valore así mi texto me da ganas de seguir enfrentándome al papel en blanco y escribir lo que se me pase por la cabeza.

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  4. Por cierto, en Twitter soy @icarnota, por si quieres seguirme.

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