Siempre
igual. Sí, la verdad es que no cambio, y tampoco es que quiera
hacerlo. Me quejo de ser como soy pero en realidad encuentro una
oscura y enfermiza satisfacción en todo esto, algo que por otra
parte tampoco es una novedad. Y sí, soy fatalista, dramática,
bipolar, extremista, apasionada, obsesiva, perdida, naufragada,
distraída, lejana, obsesionada, secreta, absurda, sentimental,
llorona, risueña y extraña. Es complicado conocerme, casi nadie lo
logra y a veces es curiosa la distorsionada percepción que se
observa en el exterior. Escribo, pero nunca para nadie, solo para mí,
porque es mi vida y porque lo necesito de la misma manera que si no
respiras te ahogas. Grito porque a veces la rabia me pierde y me
escondo de mi impotencia a base de intentar expulsarla. Lloro, ya que
las historias trágicas siempre han sido mi punto débil, y más
cuando se ciernen sobre amores imposibles. Río al segundo de haber
llovido mil lágrimas, porque cualquier detalle bonito basta para
sacarme una sonrisa, porque donde encuentro el rastro más leve de
amor ya siento que el mundo es un lugar donde no merece la pena
entristecerse. Y lo que es más habitual en mí; me pierdo, ya que
mis conflictos interiores y mis dudas existenciales (y no tan
existenciales...) me absorben de forma total y extrema, me alejan, me
llevan y yo suelo dejarme ir, aun sabiendo que eso puede llevar a una
abstracción que sorprenda y quizá desagrade a otros. Tampoco es que
me importe demasiado, tampoco es que suela invertir mi preciado
tiempo en cavilar sobre personas que no significan nada, ya gasto
demasiado en algunos otros y la verdad es que no me sobra. Aunque ya
se sabe, la vida no es fácil y las personas lo son aun menos. Y es
en esos momentos complicados cuando suelo poner distancia entre el
mundo y yo, cuando me sumerjo en mi propio universo y pongo el modo
apagado para el resto. Intento que no se note, pero quien me conozca
de verdad lo reconocerá enseguida cuando mi mirada se torne turbia y
mi sonrisa, ligeramente pensativa. Se dará cuenta de que lo que más
me gusta hacer en esos momentos es escribir, escribir y escribir, que
probablemente dejaré mil deberes que hacer, mil cosas a medias, y a
medio mundo en espera, pero no es algo que me quite el sueño. Estoy
hecha de miles de pequeñas contradicciones. Me encanta la lluvia,
especialmente verla caer desde alguna ventana mientras me pierdo
ensoñaciones, aunque también disfruto quedándome dormida sintiendo
el calor del sol sobre mi piel. Me fascinan el color gris y el azul
cielo, tengo extrañas obsesiones con ciertos números, carezco de
filtro en algunos momentos y lo que pienso y siento se lee en mi cara
con demasiado facilidad en ocasiones... Vivo encerrada en mis libros
y mis sueños, y sin embargo soy la primera a la que le encanta
tirarse un fin de semana entero en la calle. Amo dormir y dormir,
aunque me pase mil noches en vela. Me paso el día cantando, riendo,
viviendo y dándole vueltas a los mismos temas una y otra vez, aunque
siempre con un matiz diferente. Me enfado con mucha facilidad en
opinión de algunos, pero eso se debe al hecho de que se desconocen
muchas situaciones y de que todos tenemos ciertos temas sagrados, o
si no, será que sólo me ocurre a mí. Como ya he dicho, no es que
me importe en exceso, y es simplemente mi forma de ser, nadie tiene
por qué clasificar mi personalidad en defectos y cualidades, porque
muchas veces están demasiado unidos y me cuesta diferenciarlos
incluso a mí. Además de que por supuesto, hay que pensárselo dos
veces a la hora de juzgar a alguien, porque muchas veces se condena
por el simple hecho de no entender o de no compartir un punto de
vista... Simple egoísmo disfrazado de justicia y filosofía
barata.
Sí, soy bastante diferente a lo habitual, aunque me evada alguna vez emborrachándome, odie estudiar, me encante el chocolate y adore a mis amigas, siempre tendré detalles que quizá nadie nunca logre entender, y cuando vaya sola por la calle, siempre llevaré mi iPod en los oídos mientras le doy vueltas a todo lo que me rodea sumergida en la música y en las infinitas historias que aún me quedan por vivir y por escribir.
M.A.G.
Sí, soy bastante diferente a lo habitual, aunque me evada alguna vez emborrachándome, odie estudiar, me encante el chocolate y adore a mis amigas, siempre tendré detalles que quizá nadie nunca logre entender, y cuando vaya sola por la calle, siempre llevaré mi iPod en los oídos mientras le doy vueltas a todo lo que me rodea sumergida en la música y en las infinitas historias que aún me quedan por vivir y por escribir.
M.A.G.
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