"Se equivocan de chica". Es lo que se me viene a la cabeza cada vez que me dicen algo bonito. Triste ¿verdad? Miro mi cara, mi cabeza, mi corazón. Y veo a la chica más perdida de toda la ciudad. La de los ojos ingenuos y la sonrisa algo triste. Veo las mil historias por escribir, el leve abandono, el sonido de lo roto a cada pequeño paso. Y niego con la cabeza.
Siento que lo mejor de mí está enterrado en las profundidades de mis miedos, que pocas cosas me hacen levantarme con ganas por la mañana, que la risa es una insuficiente solución a mis problemas.
No lo entiendo, lo siento. Ya pueden salir esa regla general y esas voces populares y neutras de siempre, de tono monocorde, que me digan "si no te quieres a ti misma..." Que vale, que ya lo sé, que vivo con ello, que lo intento, que me duele, que me callo, que me levanto, que digo "todo saldrá bien" y no lo hace. Y la cara de imbécil desilusionada (con esa maldita mirada de niña triste) me sonríe irónicamente en el espejo. ¿Quererme? ¿Cómo quieres a alguien que lo destroza todo siempre, que rompe todo lo que toca, que lo da todo y se queda en nada? Alguien raro, que necesita salir corriendo sin motivo aparente cuando está con gente, que lo único que sabe hacer es escribir (si es que sé, cosa que dudo en ocasiones y si es que las palabras pueden ser domadas realmente), que vive entre libros y canciones, que aún dice de vez en cuando "yo creo en las hadas" en voz muy baja...
Soy una chica rota en mil pedazos por un mundo que nunca ha sentido como suyo. Tan ausente, que a veces parece que va a volar con la mirada (y que posee una curiosa facilidad para estrellarse).
No os conviene conocerme, para qué mentir. Y sin embargo, necesito que me quieran para poder seguir respirando.
Tengo miedo a apagar la luz de mi cuarto un día y darme cuenta de que no he vivido. Tengo miedo de que nadie me termine de salvar nunca y acabe quedándome tan sola que solo escuche mi respiración.
Solo necesito luz.
M.A.G.
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